Los chicos se divierten
Con goles de Agustin Cardozo, Alexis Castro, Ramón Mierez y otro de Chino Luna de penal Tigre derrotó a San Lorenzo por 4 a 3 en un encuentro para el infarto. Bautista Merlini por dos y Nicolás Blandi marcaron para la visita.
El Matador necesitaba un psicólogo antes que un técnico y parece haber encontrado ambos en Facundo Sava. El conjunto de Victoria llegaba de seis sin ganar, pero no pudiendo superar la barrera de 20’ siendo protagonista y de caerse al recibir un gol en contra. En la lluviosa tarde/noche pudo levantar un 2-3 y llevarse un triunfo histórico, que viene bien en todos los aspectos. No es casual que el gol del triunfo haya sido un cabezazo, porque le ganó a su propia cabeza.
Tigre fue mejor a lo largo del primer tiempo, donde puso a Menossi mano a mano con Sebastián Torrico, pero el arquero cuervo le tapó ese y otro más, como a Luna e incluso el volante contó con un cabezazo desviado y Alexis Castro remató cerca. Lo que era positivo para los de Sava, fue haber mantenido el dominio durante todo el periodo, porque en los juegos pasados no conseguía sostenerlo.
El primero llegó por inteligencia en la segunda jugada. Galmarini la recuperó, y vio entrar a Agustín Cardozo que definió con la tranquilidad que minutos antes no había tenido Cachete ante Torrico, y la acomodó junto al palo izquierdo del golero. En ventaja y siendo superior Diego Sosa no pudo batir al portero en lo que era el segundo. Los errores defensivos siguen vigentes y serán el punto a construir pensando en el futuro. Oliver Benítez que ya había regalado una pelota en la primera parte, salió mal y la entregó a un rival, situación que aprovechó Nicolas Blandi para empatar y luego Bautista Merlini, para poner en ventaja a su equipo. Pasó la confusión y Cachete tuvo panorama para habilitar a Castro, Pucho la filtró entre las piernas de Torrico para igualar. Mala marca en un centro y nuevamente Merlini saca diferencias para los de Boedo.
Pero a Tigre en ataque iba a salirle todo. Hasta le dieron el penal que no cobraron frente a Gimnasia y que Luna cambió por gol a los 85. Con Mierez por Rincón en cancha, un pibe más para gritar, y asi fue. Galmarini picó al vacío y tiró un centro preciso a la cabeza de Monchi para dejar las cosas 4 a 3. El Matador no solo ganó el partido, se ganó a si mismo, venció con la testa a su propia cabeza, reponiéndose a dos resultados adversos. Si uno vio señales para irse, acá hay señales para creer.
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