sábado, 8 de julio de 2017

¿Un Tigre sin hambre?

 ¿Un Tigre sin hambre?



Cuando hubo objetivos claros se pudo, pero se pudo con compromiso y decisión de que así sea. Mirando el documental “El Regreso. Crónica de una Hazaña” se escucha al plantel hablar de “hambre” y eso enciende las luces que desnudan la realidad de los últimos años. “A mi el sueño de jugar en Primera no me lo quita nadie” dijo Nico Torres, en la previa de la Promoción y ya sabemos el final hermoso que tuvo.

Entonces ¿Qué nos pasó? Pues nos hemos dormido en los laureles. Sin dudas. Hemos perdido los objetivos. En lo individual, es cierto que un campeonato con 30 o 28 equipos en Primera hagan que ya los jugadores no deban esforzarse para jugar en la máxima categoría, que con destacar en algunos partidos le alcanza para que cualquiera lo lleve a ocupar un lugar en algún plantel. Por lo tanto deben necesitarse objetivos en común. Pero en el caso de Tigre, una vez finalizada su participación en la Libertadores 2013, eso se le terminó. El 2012 fue tal vez lo mejor de la historia, terminando segundo en el torneo que lo mantuvo en la A, y luego llegando a la final de la Copa Sudamericana y lo clasificó al torneo más importante del continente. El promedio elevado y la peor campaña fuera de la división, trajo comodidad. El peor de los pecados. El marco tampoco ayudó demasiado, en las tribunas el “antes jugábamos con Flandria” comenzó a marcar la conformidad y que el hecho de seguir en Primera alcanzaba. Burlarse de los clásicos que no ascienden para tener algo que celebrar, sin ver lo que podía pasar y que pasó este ultimo campeonato.

Junto con ello, empezó el desfile de jugadores golondrina que no estuvieron más de una temporada (algunos menos) o que en dos años no llegaron a pasar los 38 juegos. Las cabezas de los técnicos comenzaron a rodar sin medir las consecuencias. Lo que sin dudas aumentó la zona de confort de algunos jugadores que veían pasar entrenadores mientras ellos seguían en el mismo lugar. Sin dudas que la falta de objetivos ha producido un desgaste, una fisura. Que llevó primero a la división entre los hinchas, y una discusión que no conduce a nada: históricos ante juveniles; cuando los éxitos deben ser en grupo y los logros llegan de la suma: históricos mas juveniles. Pero más allá de la visión futbolística de cada uno, se coincidió en que es necesaria una renovación y el cambio comenzó desde la tribuna hacia adentro, cuando la gente reaccionó y accionó en cantos que llegaron a oídos de la dirigencia.

En esta Superliga que comenzará en Agosto el Matador no tiene el compromiso inmediato del resultado, pero si la necesidad de sumar. Pero ¿Cómo meterlos en el compromiso? ¿Qué garantiza que pase otro año sin sacrificio, si son los que vienen atrás los que sufrirán el promedio? Cada incorporación es una apuesta, siempre, en cada torneo y tal vez traer jugadores desconocidos que tengan (como dijo Nico Torres) el sueño de jugar en Primera, el hambre de ganarse un lugar, sea la respuesta. Esperemos.

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